En un entorno digital en constante evolución, el marketing de contenido ofrece a las marcas la oportunidad de destacarse y establecer conexiones significativas con su audiencia.
La estrategia de marca es la base que soporta la construcción de una marca. Proporciona dirección, un discurso propio y supone una guía para el futuro, marcando el camino a seguir a mediano y largo plazo.
La gran mayoría de las pequeñas empresas tratan las redes sociales como algo que se ven obligadas hacer para que las personas no puedan decir que no lo han hecho. Tienen un sitio web, una página de Facebook, una cuenta de Instagram, pero esas páginas no contribuyen activamente al crecimiento de su negocio ni tienen una visión clara y una estrategia de cómo usar estas herramientas para cumplir sus objetivos de crecimiento.
Muchas pequeñas empresas fracasan cuando intentan administrar sus propias cuentas de redes sociales semanalmente y, como resultado, terminan dañando su negocio. Y más aún, ven que su competencia tiene éxito ¿Dónde están fallando? Hay mil problemas pequeños que se suman a un gran fracaso de la estrategia. Su «Muerte por mil cortadas».
Si una marca no se encarga de definir su público meta, probablemente terminará invirtiendo en una campaña publicitaria cuyo mensaje llegue a personas que no están interesadas en sus servicios o productos.
“Si no estas en Google, no existes”, esta es la máxima en pleno siglo XXI donde la mayoría de personas va a Google y esperan que el buscador le indique el producto o servicio más cercano a su casa o lugar.